martes, 28 de junio de 2011

El Año Luz

Los astrónomos suelen hablar constantemente de años luz. Por ejemplo, dicen que la estrella Sirio (la más brillante en el cielo, después del Sol) está a 8,7 años luz de nuestro planeta.

Sucede que las estrellas están tan lejos de nuestro planeta que no resulta práctico usar unidades como los kilómetros para medir su distancia. En el caso de Sirio habría que decir que está a 82.308.960.000.000 kilómetros de la tierra. Un número enorme y difícil de leer. A esto se le denomina distancias astronómicas.

Para simplificar, los astrónomos utilizan lo que se conoce como año luz. Un año luz equivale a la distancia que recorre la luz en un año. Es decir, si consideramos que la luz viaja a una velocidad de 300.000 km por segundo, mediante un sencillo cálculo podemos saber a qué distancia equivale. Si una hora incluye 3.600 segundos, un día equivale a 86.400 segundos y un año a 31.536.000 segundos. Si multiplicamos este último número por la velocidad de la luz obtenemos 9.460.730.472.580, que es la distancia en kilómetros que viaja la luz en un año, es decir, un año luz dado en kilómetros.

Lo importante es reconocer que el año luz mide distancias, ¡no es una unidad de tiempo!

viernes, 24 de junio de 2011

El inicio de la fotografía astronómica

Cuando el 19 de agosto de 1839 Daguerre imprimía por primera vez una suave imagen de la Luna, con pocos detalles, lejos estaba de imaginar la importancia histórica que asumiría este primer intento de fotografía astronómica. Este documento marcaría el punto de partida de la fotografía en el estudio del cielo.

Daguerrotipo de la Luna, 1851. Tomó la primera fotografía de la luna en 1839, pero se perdió todo el material en un incendio.

Rápidamente la fotografía celeste se fue refinando, y hacia fines de siglo la placa fotográfica se convirtió en la aliada inseparable del astrónomo profesional. Bellas vistas de la Luna, planetas y estrellas fueron engrosando los catálogos de las bibliotecas de institutos y observatorios astronómicos. Algunas de las más hermosas fotos de la Vía Láctea realizadas a principios de siglo pasado apenas son superadas por las actuales.

martes, 21 de junio de 2011

Estrellas Fugaces (2)

En una noche despejada pueden observarse por término medio entre 5 y 7 astrolitos, aunque ese número, naturalmente, puede variar. Si anotamos cuidadosamente la frecuencia y dirección de las estrella fugaces que se observan en las distintas épocas del año, se podrá comprobar que, si bien algunas parecen proceder de cualquier dirección, la mayor parte aparenta salir de un mismo punto del cielo, el cual a su vez es diferente según la época del año. De modo que existirían dos clases bien diferenciadas de meteoritos: los esporádicos y los de enjambres. En efecto, según se ha expresado antes, en ciertas épocas los meteoritos parecen emerger de puntos perfectamente determinados del firmamento.

Los meteoritos esporádicos, de los que no se puede predecir su aparición, son los restos de los últimos representantes del fenómeno que originó el sistema solar, que deambulan por el espacio sideral desde hace unos 4.500 millones de años. En cambio, los meteoritos de enjambres están asociados a restos de cometas, y siguen las mismas trayectorias alrededor del Sol. Los meteoritos esporádicos presentan las más variadas dimensiones y formas; los de enjambres son "idénticos": los son sus trayectorias sensiblemente paralelas pues parecen provenir de un mismo lugar del cielo. A dicho lugar, del cual aprecen emerger, se lo llama punto radiante, o simplemente radiante, y se trata de un efecto de perspectiva, pues la Tierra al cruzar uno de tales enjambres, lo hace unas veces frontalmente, y otras oblicuamente. Si la oblicuidad es pronunciada, un astrolito puede llegar a penetrar y luego salir de la capa de aire. Los que llegan más de frente penetran en su interior, volatilizándose luego por el calor del roce, mucho antes de llegar al suelo.

La figura muestra una lluvia de estrellas fugaces cuyo punto radiante se encuentra situado en la constelación zodiacal del León, y coincide sensiblemente con la órbita del cometa periódico Tempel. Las trayectorias de las lluvias meteóricas son paralelas. Su aparente divergencia es un efecto de perspectiva.

viernes, 17 de junio de 2011

Estrellas fugaces

Es común notar en el cielo de una noche estrellada, varias veces por hora, objetos brillantes que se desplazan con gran velocidad, desapareciendo al cabo de dos o tres segundos.

Se trata de las llamadas (con poca propiedad) estrellas fugaces; los astrónomos los llaman meteoritos o astrolitos; otras veces se los suele denominar aerolitos. En cuanto a la palabra "meteoro" para denominarlos, no es del todo correcta, porque un meteoro es un fenómeno atmosférico cualquiera: una tormenta, la lluvia, o el trazo brillante de un astrolito al desplazarse por el aire. En cuanto al tamaño de los meteoritos, son muy variables, como así su color y la altura en que tiene lugar su aparición; generalmente es blanco amarillento, pocas veces rojizo, aunque en ocasiones cambia durante el desarrollo del fenómeno. Las alturas de sus apariciones oscila entre los 100 y los 70 kms.


Meteorito Kapper, hallado por Francisco Pascasio Moreno de 4 de abril de 1896 en Chubut, Argentina. Tipo metálico, masa 114 kilos. Colección del Museo de La Plata.

Sin duda, son cuerpos celestes sin luz propia que giran alrededor del Sol, de igual forma que los planetas y los cometas. Al entrar en la esfera atractiva de la Tierra, penetran en la atmósfera a velocidades que pueden superar los 50 kms. por segundo, y a consecuencia de la gran resistencia que opone el aire a su desplazamiento, se funden por rozamiento en los primeros estratos atmosféricos.



Los meteoroides desprendidos por los cometas forman tubos meteóricos. Cuando al  Tierra atraviesa esas zonas las partículas se desintegran en la atmósfera.

martes, 14 de junio de 2011

La Vía Láctea y sus vecinas

La Vía Láctea es una entre miles de millones de galaxias esparcidas en los espacios siderales. Nuestra galaxia está formada por miles de millones de estrellas o soles, conformando una masa equivalente a unos doscientos mil millones de estrellas.

 La observación telescópica profunda revela la existencia de otros sistemas semejantes a la Vía Láctea, constituídos por estrellas, cúmulos, nebulosas, y probablemente contengan sistemas planetarios. Estas galaxias poseen diámetros entre 6.000 y 15.000 años-luz. Solo a través de los más poderosos telescopios ha sido posible distinguir en algunos casos, objetos constitutivos de aquellos "universos islas", cuyas distancias son inmensas.

Al igual que las estrellas, las galaxias tienden a formar agrupaciones, algunas de las cuales cuentan con miles, o decenas de miles de miembros, mientras que en otros casos unos pocos miembros conforman una pequeña familia de veinte o treinta galaxias. Nuestra propia Vía Láctea forma parte de un grupo de alrededor de veinticinco galaxias. Las distancias mutuas oscilan entre uno y dos millones de años luz.

 
El cúmulo local, integrado por la Vía Láctea y Andrómeda entre otras (clic para ampliar)

La galaxia más cercana a la nuestra está situada en la conocida constelación boreal de Andrómeda, y su distancia es cercana a los dos millones de años luz. Esta galaxia, la más brillante de las galaxias externas si exceptuamos las Nubes de Magallanes, ha contribuído extraordinariamente al conocimiento de la estructura de nuestra Vía Láctea, principalmente cuando comenzaron a operar los mayores telescopios del mundo.

viernes, 10 de junio de 2011

Las estrellas dobles y múltiples


Entre las estrellas que el telescopio descubre existen muchas que, en lugar de ser sencillas como aparecen a simple vista, se observan dobles, triples o múltiples, ofreciendo en numerosos casos admirables asociaciones de soles de diversos colores. A veces, estos acoplamientos estelares permanecen fijos e inmutables en sus posiciones, sin revelar movimiento alguno, mientras que en otros casos forman sistemas en los cuales una estrella pequeña gira alrededor de una mayor, describiendo ambas una órbita más extensa en torno de otra principal, igual como lo hace la Luna alrededor de la Tierra y ésta alrededor del Sol.

El estudio de las estrellas dobles y múltiples constituye uno de los más importantes como apasionantes temas de la Astronomía contemporánea y también uno de los mayores atractivos para el aficionado a la astronomía, pues, al contemplar estos lejanos sistemas estelares no puede menos que considerar la belleza que envuelve a estos conjuntos en una fantástica algarabía de soles coloreados que constituyen una gran parte del sistema de la Vía Láctea. Cada estrella es un Sol que brilla con luz propia como el nuestro. Los hay gigantes y enanos, y una inmensa mayoría de ellos quizás sean atractivos centros de sistemas planetarios donde se agitarán seres pensantes. Naturalmente, es imposible imaginar un sistema de planetas comandado por dos soles. Los sistemas planetarios pertenecen a soles únicos, es decir, estrellas no acompañadas.

Albireo, considerada inicialmente como una binaria óptica (aparente), se ha demostrado finalmente que sí son una binaria verdadera a pesar de la gran distancia que hay entre ellas.


La inmensa distancia que nos separa de las estrellas es la única causa de que las componentes de los sistemas dobles y múltiples no se puedan distinguir a simple vista, pues, hasta con el mayor telescopio óptico del mundo a veces resulta imposible desdoblar un sistema más allá de que en realidad existan muchos millones de kilómetros entre ellas.

 Ilustración de un sistema estelar triple. En el centro, la estrella principal, HD 188753 A (una enana amarilla). Alrededor de ella giran dos estrellas muy próximas entre sí. La estrella secundaria, HD 188753 B, es una enana amarillo-naranja y su acompañante, HD 188753 C, es una enana roja. Su período orbital es de 156 días y el sistema completo tiene una edad estimada de 5600 millones de años, algo más que nuestro Sol.



No todas las estrellas dobles o múltiples a simple vista lo son en realidad, es decir, no forman un sistema físico; muchas veces suelen manifestarse dobles por efectos de perspectiva. Si dos o más estrellas están verdaderamente asociadas formando un sistema físico, se conoce por sus movimientos de traslación por el espacio no solo porque son comunes, sino que ambas giran en torno de un centro común de gravedad. En cambio, si la unión fuese solo aparente, con el tiempo se comprueba que ambos astros no manifiestan movimiento común alguno, y acaban por separarse cada vez más.

 Las órbitas de las estrellas binarias dependen de la relación de masas que haya entre las estrellas. Cuando sus masas son parecidas, como en el caso A, la órbita es circular y el centro de gravedad del sistema está en el centro. Cuando la masa de una es mucho mayor que la otra (figura B), la menor gira en torno a la mayor, que contiene el centro de gravedad. En este caso, si el centro de gravedad no coincide con la mayor, describen órbitas elípticas alrededor de un centro común.

martes, 7 de junio de 2011

Presentación del blog



Siéntanse libres de dejar sus comentarios. Cualquier consulta dirigirse a la siguiente dirección de email:
angelmeynet@gmail.com

viernes, 3 de junio de 2011

¿Quién es Ángel Meynet?

Angel Meynet comenzó su actividad pública como aficionado a la astronomía, publicando artículos en los medios de la ciudad de Santa Fe sobre los satélites Sputnik 1 y Sputnik 2, este último recordado por transportar en su cabina a la célebre perrita Laika. Apenas unos años después vendrían las cápsulas tripuladas, y ver un punto luminoso surcando en el cielo con vida en su interior acabó despertando el interés de la gente.

Con un grupo de aficionados, el 22 de Agosto de 1962 fundaría el CODE (Centro Observadores Del Espacio), siendo su primer Vicepresidente. Años después asumiría como Presidente, cargo que ocupa hasta la actualidad.

Es autor del libro "El cielo a través del telescopio" editado en 1965. A toda esta actividad Angel dedicaría también gran parte de su tiempo en dar charlas: a la fecha lleva dictadas cerca de 1.200 en todo el país. En 1965 viajó al Centro Espacial Kennedy para ver el lanzamiento del Gemini VI y el 16 de Julio de 1969 presenció el lanzamiento del Apolo 11 a la Luna. El 18 tuvo una entrevista personal con el Dr. Wernher von Braun en el Centro Espacial Kennedy.

10 años después, en 1979, se entrevistó con el astronauta Edwin Aldrin durante su visita a Buenos Aires y le entregó unas fotos tomadas por él cuando Aldrin junto a Armstrong y Collins caminaban con sus equipos de mano rumbo al vehículo que los llevaría a la torre de lanzamiento. En 1992 asistió a un Congreso de Astronomía en las Islas Canarias donde también dictó una charla y es actualmente el Socio activo más antiguo de la LIADA.

Tallador de espejos; constructor de telescopios y astrocámaras; gran observador de estrellas variables y excelente astrofotógrafo, Angel Meynet es toda una leyenda viviente de la astronomía amateur, particularmente en la enseñanza y divulgación tanto teórica como práctica de la astronomía.