Daguerrotipo de la Luna, 1851. Tomó la primera fotografía de la luna en 1839, pero se perdió todo el material en un incendio.
Rápidamente la fotografía celeste se fue refinando, y hacia fines de siglo la placa fotográfica se convirtió en la aliada inseparable del astrónomo profesional. Bellas vistas de la Luna, planetas y estrellas fueron engrosando los catálogos de las bibliotecas de institutos y observatorios astronómicos. Algunas de las más hermosas fotos de la Vía Láctea realizadas a principios de siglo pasado apenas son superadas por las actuales.
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