martes, 13 de septiembre de 2011

Los mares de la Luna

Nuestro satelite natural, la Luna, constituye un gran espectáculo cuando se lo observa por medio de un telescopio, aun si este es de pequeñas dimensiones. El célebre Galileo Galilei fue el primer hombre que lo vió a través de un instrumento de aumento a fines de 1609, dando cuenta de las irregularidades del paisaje lunar para la posteridad.

El primitivo telescopio de Galileo apenas poseía 30 aumentos pero ello le permitió visualizar el terreno escabroso de la Luna interrumpido abruptamente por regiones suaves.

Las manchas oscuras, las cadenas montañosas y los cráteres, forman en su conjunto la "faz lunar". El ilustre sabio italiano creyó que las regiones oscuras eran grandes mares. Los "mares" de la Luna son plenamente visibles en la fase de luna llena, cuando el Sol ilumina el disco homogéneamente. Desde luego, los mares son llanuras casi aplanadas. La Luna carece de agua y de aire, no obstante haber bautizado a algunas regiones con nombres tales como "Mar de las lluvias" (Mare Imbrium), o "Mar de las nubes", "Océano de las tormentas" (Oceanus Procellarun), etc. La parte más brillante o deslumbrante de la Luna está constituída por los denominados cráteres. La mejor forma de contemplar el variado paisaje lunar consiste en hacerlo en la fase de cuarto creciente, es decir, a partir del tercer día después de la Luna Nueva y hasta dos días antes de la Luna Llena; entonces el panorama que presenta el suelo del astro es fantástico.

Mapa de la Luna. Clic para ampliar.

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